La ruta 40 sigue y sigue (más de 4000 km en ella) uniendo asfalto y piedra, viento y arena, matorrales, rectas que se cuentan con los postes de luz y los miles de estacas que conforman las empalizadas patagónicas, delimitando estancias y chacras, formando una línea continua con la carretera, un límite desde donde mirar el olor a viento con el que saluda la Patagonia.
lunes, 22 de marzo de 2010
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